De la última película de Mel Gibson, Hasta el último hombre, quiero fijarme en la honradez de su protagonista. La LEALTAD a sí mismo y a Dios le permite, además de salvar a sus compañeros, querer y ser querido tal como es, construir un nosotros duradero. Es alentador ver al verdadero Desmond Doss ya mayor feliz con su mujer, a pesar de la dureza de todo lo que han vivido.