Mañana festiva en una populosa calle del centro de la ciudad ¡Qué ternura cuando acercaste tu dedito de niño a las pequeñas perlas de mi pulsera! Sin conocernos, solo el atrevimiento de tocar algo bello y ya está. Gracias… ante tanto ajetreo, que sepamos con sencillez de corazón, con mirada de niño, apreciar lo importante, lo que vale la pena.